1 –“El alimento concentrado es la base de la alimentación equina, el heno es secundario.”
El forraje (pastos, heno) debe representar entre el 60 y el 100 % de la dieta del caballo. Los alimentos concentrados solo deben suministrarse a caballos en trabajo y/o competición, a yeguas en el último tercio de gestación y en lactación y a otros caballos que presenten necesidades energéticas y proteicas aumentadas. En los casos en que el heno disponible no sea, por sí solo, suficiente en términos de energía y nutrientes, se debe proporcionar un complemento alimenticio.
En resumen, para que la alimentación sea correcta y equilibrada, se estima que el caballo debe ingerir diariamente cerca del 2 % de su peso corporal en materia seca, lo que en un caballo de 500 kg representa unos 10 kg de materia seca; estos 10 kg deben distribuirse, idealmente, considerando un mínimo de 6 a 7 kg de alimento forrajero.
2 –“Un alimento concentrado rico en proteína provoca nerviosismo en mi caballo.”
Suministrar al caballo una dieta con exceso de proteína provoca, en su organismo, una mayor producción de calor y de amoníaco, pero no provoca, propiamente, un comportamiento nervioso.
Sin embargo, existen estudios que muestran que una dieta rica en hidratos de carbono no estructurales (almidón y azúcares simples) está relacionada con una potencial excitabilidad del caballo. Así, se debe prestar especial atención a los alimentos concentrados de este tipo. Los caballos con temperamento nervioso se benefician de alimentos bajos en almidón y azúcares.
3 –“Dar alimentos a base de granos de cereales provoca cólicos a los caballos.”
El término “cólico” se refiere a un síndrome de dolor abdominal, dolor que puede ser causado por numerosos factores. El tracto gastrointestinal del caballo es largo y complejo, presentando una gran susceptibilidad a inflamaciones, distensiones, desplazamientos, etc. Una mala gestión alimentaria puede ser causa de cólicos, por lo que es importante evaluar aspectos específicos de la dieta, como las características del alimento, la forma de administración, entre otros factores.
El riesgo de cólico aumenta con: consumo elevado de alimento concentrado (más de 4 a 5 kg/día para un caballo de 500 kg de peso); acceso restringido o nulo a pasto; bajo consumo de alimento forrajero (menos de 5 a 6 kg/día para un caballo de 500 kg); ingestión de forraje de mala calidad; disminución del consumo de agua; entre otros factores.
4 –“La alfalfa es un alimento demasiado rico y no es totalmente seguro para los caballos.”
La alfalfa contiene más proteína, energía digestible y calcio que los henos de gramíneas, pero generalmente es más pobre en azúcares solubles. Su fama de “rica” puede deberse al hecho de estar compuesta por hojas muy nutritivas, que son más digestibles que la mayoría de los henos; esto puede favorecer problemas gastrointestinales, e incluso cólicos, si se incluye en la dieta del caballo de forma muy rápida. Por ello, se recomienda introducir el heno de alfalfa de forma gradual para que el caballo se adapte.
El uso de la alfalfa como alimento forrajero único no se aconseja; es preferible suministrar cantidades limitadas junto con un heno de gramíneas, evitando excesos de energía/proteína o de calcio.
La alfalfa protege frente al desarrollo de úlceras (gracias a su efecto tampón derivado de los altos niveles de proteína y calcio) y se considera beneficiosa para prevenir enfermedades ortopédicas del desarrollo (DOD) en los potros.
5 –“Dietas ricas en proteína provocan DOD (enfermedades ortopédicas del desarrollo) en caballos jóvenes.”
La nutrición, el ejercicio físico y la genética son los principales factores que determinan un correcto y saludable desarrollo óseo, aunque también pueden estar en el origen de las DOD.
Desequilibrios minerales y niveles inadecuados de proteína están señalados como factores de riesgo para DOD. Proporcionar a los potros en crecimiento una alimentación con exceso de proteína (más de lo que necesitan) no acelerará su crecimiento, del mismo modo que restringir la proteína no mejorará el desarrollo óseo. Sin embargo, restringir la proteína reduciendo el consumo de pienso afectará la tasa de crecimiento y el desarrollo óseo. Es esencial un alimento específicamente formulado para potros.
6 – “Dar agua a un caballo que acaba de trabajar, aún caliente y cansado, le provocará cólicos.”
Diversas investigaciones han demostrado que un caballo “caliente” y sudado que bebe agua justo después del trabajo no tiene mayor riesgo de desarrollar cólicos o laminitis en comparación con los que solo beben tras recuperarse. Por ello, se aconseja permitir que el caballo beba agua cuando tenga más sed, lo que probablemente sucederá justo después del ejercicio, y no tras “enfriarse”. Dar agua solo tras la recuperación puede hacer que el caballo beba menos incluso estando deshidratado, lo cual es indeseable.
7 – “Los problemas de peso del caballo solo están relacionados con su alimentación.”
No necesariamente. Las cuestiones relacionadas con el peso del caballo (sobrepeso o bajo peso) pueden deberse a múltiples causas como: problemas dentales, parasitosis, enfermedades sistémicas, problemas metabólicos, laminitis, entre otras. En los casos en que un caballo gane o pierda mucho peso, se debe consultar a un veterinario y/o nutricionista.