En general, una reacción alérgica corresponde a una hipersensibilidad inmunológica con signos clínicos que se desencadenan tras la exposición a un estímulo que no produce ninguna alteración clínica en un caballo sano.
En caso de alergia alimentaria, la respuesta inmunitaria se desarrolla tras la ingestión de uno o más antígenos (moléculas que el sistema inmunitario del caballo reconoce como "invasores"), conocidos como alérgenos. Entre los alimentos descritos como alérgenos potenciales se encuentran la alfalfa, la cebada, la pulpa de remolacha, el trigo, etc.
"Las alergias alimentarias en los caballos son raras y difíciles de diagnosticar, y pueden ocurrir a cualquier edad".
Signos de alergia alimentaria
Las alergias alimentarias en caballos suelen presentarse con signos dermatológicos como urticaria sin picazón, picazón y/o lesiones por rascado. Sin embargo, también pueden manifestarse con síntomas gastrointestinales.
Dada la sintomatología dermatológica, se deben descartar otras causas de enfermedad cutánea (como dermatosis por ácaros, dermatofitosis, foliculitis bacterianas, etc.), así como otras enfermedades alérgicas (como hipersensibilidad a picaduras de insectos, dermatitis de contacto o atopia).
Diagnóstico
Actualmente están disponibles los siguientes:
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Pruebas intradérmicas , que evalúan la reacción de la piel a la inyección de un posible alérgeno;
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Análisis de sangre , que detectan la reacción de un anticuerpo específico (IgE) a diferentes moléculas de alimentos en el laboratorio.
Las pruebas intradérmicas muestran baja confiabilidad y el análisis de sangre tampoco se considera una opción confiable por sí solo, porque:
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Es posible que el alérgeno que causa la alergia no esté incluido en el panel (y, por lo tanto, pueda pasar desapercibido);
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Pueden producirse reacciones cruzadas que puedan dar lugar a falsos positivos.
Un grupo de investigadores (Dupond et al., 2016) incluso concluyó que los análisis de sangre basados en reacciones de IgE no son confiables para diagnosticar alergias alimentarias en caballos sanos.
Por lo tanto, el método de diagnóstico más preciso consiste en una dieta de eliminación , en la que se retira el alimento sospechoso de la dieta del caballo (idealmente durante un periodo de 8 a 12 semanas), mientras se monitoriza la mejoría clínica. Generalmente, los caballos alérgicos muestran mejoría en un plazo de 4 a 6 semanas. Posteriormente, estos caballos pueden someterse a una dieta de provocación para confirmar el alérgeno (reintroducción controlada del alimento sospechoso).
Tratamiento
Actualmente, el tratamiento implica la correcta identificación del alérgeno alimentario y evitar estrictamente su ingestión.
En estos caballos, se recomienda una observación minuciosa y una selección cuidadosa de forraje y alimentos complementarios (concentrados y suplementos). El éxito terapéutico depende del compromiso del propietario/jinete/cuidador para evitar los alérgenos identificados.
Conclusiones clave:
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Aunque no existen datos precisos, las alergias alimentarias se consideran raras en los caballos.
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El proceso diagnóstico debe incluir una dieta de eliminación.
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El éxito terapéutico depende de evitar la ingestión de los alérgenos identificados.